Fue beatificado el 14 de septiembre de 1627 y canonizado el 8 de junio de 1862, convirtiéndose en el primer santo mexicano.
La iglesia católica en México lo considera patrono de la ciudad de México y de su arzobispado. En la ciudad de Colima y Villa de Álvarez es considerado protector contra incendios y temblores.
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